miércoles, 5 de febrero de 2014

Oraciones impersonales

Cuando llegué a la ciudad, no me llevé una buena impresión de ella. Había poca gente, y la poca que había caminaba ausente de lo que pasara a su alrededor. Fue uno de los peores días de mi vida, y encima llovió todo el día.
Al llegar a la casa que me habían prestado, la miré de arriba a abajo y pensé: "¡Qué mal gusto tienen aquí!. Exploré el interior y sólo encontré un sofá, que por lo menos, se estaba cómodo en él. Aburrida de no tener nada que hacer, me fui a dar un paseo a ver si encontraba algo interesante, pero lo único que pude ver eran gotas de agua cayendo del cielo y personas con paraguas que ignoraban mi presencia. Parece que no se divertían mucho allí.

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